jueves, 2 de diciembre de 2010

La casa de Tamia, con el Olfato y el gusto

¿Y si pensáramos nuestra casa con el olfato y el gusto?

Ejercicio preliminar: cerrar los ojos y liberarse de la tiranía que ejerce la vista en nuestra percepción de las cosas. Pensar en un maracuyá. Abrirlo por la mitad, recordar su olor, su sabor, la textura de su pulpa, la improbable y sin embargo tan bien lograda unión entre lo ácido y el perfume sutil. Dejar que la boca se haga de agua. Nadie nos mira porque no miramos a nadie: tenemos los ojos cerrados. Renovar el ejercicio: un pedacito de chocolate, ají, mamoncillos...

Ahora entremos en la casa.

Las horas tempranas han de tener olor a café, ese olor que a mí me recuerda la casa familiar, el patio frío antes de la calidez de la cocina-comedor. La cocina y el comedor han de ser uno para que ningún olor ni sabor se extravíe en el camino de las ollas del fogón a los platos sobre la mesa.

La media mañana nos traerá, por ejemplo, olor a yeso y a pintura que prefigurará las máscaras de los niños que alguno de nosotros habrá reunido para desarrollar un taller.

Al medio día, en la hora sin sombra (no sé de dónde plagié esta metáfora... ¿Borges?), imagino un olor extendiéndose elásticamente por la casa durante el tiempo que necesita el grano de quinoa para abrirse. Seguramente la cocina estará precidida por la hermana/o, madre/padre, abuela/o, visitante que habrá aceptado enseñarnos un poco su arte.

En la tarde, cuando baja el sol y el calor, los olores se asientan. Es cuando nos sentaremos con un libro en las manos y hundiremos la nariz entre sus páginas para sentir su olor. Primitivo el gesto, si, pero necesario (y que alguien me diga como carajos hago para sentir el olor de un PDF). En casa habrá una biblioteca cuyos estantes nunca seran idénticos: algunos libros entrarán, otros saldrán.

Y, en la noche, cuando el frío nos hace acercarnos más los unos a los otros, percibiremos los restos de olor a leña en la lana de los sacos y en el cabello de quienes le habrán dedicado la tarde al pan y al horno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario